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¿Tienes las uñas estropeadas por el esmalte permanente?
Todos los expertos coinciden en lo siguiente: una manicura de estas características, si se hace con los productos y con el método adecuado, para nada tendría que dañar tus manos. Ahora bien, tu experiencia es otra y sabes a ciencia cierta que últimamente tus uñas están más estropeadas por el esmalte permanente. Pues bien, esto no va de buscar culpables, sino de encontrar soluciones. ¡Y a eso vamos!

Se lo has preguntado a tu manicurista y te ha respondido que no, que esta técnica ni mucho menos tendría que tener efecto rebote sobre tus uñas. Pero tú lo ves claro y en botella: una vez que te quitas el esmaltado, te las notas más blandas, quebradizas y últimamente hasta con ondas y grietas. En ella confías a tope y eso no va a cambiar, pero tus manos te están diciendo otra cosa y deberías actuar cuanto antes.
A continuación, te dejamos un repaso de lo más obvio a lo más técnico para que, a poder ser cuanto antes, te olvides de este episodio y te reencuentres con tus uñas sanas de siempre.
Una vez que regresen a su estado de forma habitual, ya podrás replantearte el volver a llamar a la puerta de la manicura permanente, siguiendo muy de cerca tus manos, por supuesto.
En resumen; tus uñas estropeadas por el esmalte permanente necesitan, básicamente, hidratación y un cuidado endurecedor para volver a ser las que eran. Eso sí, no solo acudas a estos cuidados cuando la cosa pinte muy mal, es mejor que también los utilices a modo de prevención. Nos remitimos a lo de siempre: “es mejor prevenir que curar”.
Cómo recuperar tus uñas estropeadas
A continuación, te dejamos un repaso de lo más obvio a lo más técnico para que, a poder ser cuanto antes, te olvides de este episodio y te reencuentres con tus uñas sanas de siempre.
Nunca te arranques la manicura permanente
Suena muy loco pero muchas veces los nervios nos juegan malas pasadas y lo que empieza con una esquinita ligeramente levantada, acaba en desastre con efecto dominó. ¿Sabes de lo que te hablamos, verdad? Pues, por favor, antes de reincidir, acuérdate de nosotras y de que haciendo esto estás dañando seriamente la superficie del lecho ungueal. Es decir, que a la vez que estás arrancándote el color, lo mismo también te estás llevando alguna capa de tus uñas por el camino. Por tanto, siempre, siempre, acude a tu salón para retirarte el esmalte o, en su defecto, a productos específicos.
Descanso entre manicuras
He aquí un mito de los grandes. Sin duda, si tus uñas no se encuentran bien o están en mal estado —como el que nos ocupa—, lo mejor es que las dejes desnudas, las trates y, una vez que se mejoren, las vuelvas a esmaltar. Rita Remark, Global Lead Educator de essie, lo explica perfecto: “Yo recomiendo tratamientos porque nuestras uñas no siempre tienen la fuerza para curarse a sí mismas”. Ahora bien, si tus manos están en buenas condiciones, no hay ninguna necesidad de parón. Vamos, que ahí eres tú la única que decide si quieres hacer breaks o no.Apórtales tratamiento
Precisamente lo que te decíamos arriba. Si notas que tus uñas están estropeadas, están en horas bajas, dales un respiro y concéntrate en cuidarlas. ¿Cómo? Hidratándolas y fortaleciéndolas. Para lo primero, nada como Apricot Cuticle Oil para nutrir tus cutículas y acondicionar tus uñas; y para lo segundo, el endurecedor Hard to resist de essie será clave para unir las capas debilitadas y fortalecer su superficie. Utiliza el aceite a diario, focalizándote en el nacimiento de la uña y, por el contrario, con una capa que emplees del endurecedor será suficiente para apreciarlas más fuertes al instante y, después de 3 días, menos frágiles, más suaves, saludables y con un brillo superfavorecedor. De hecho, favorecedor hasta tal punto que no te resultará tan doloroso llevarlas sin color.
Una vez que regresen a su estado de forma habitual, ya podrás replantearte el volver a llamar a la puerta de la manicura permanente, siguiendo muy de cerca tus manos, por supuesto.
En resumen; tus uñas estropeadas por el esmalte permanente necesitan, básicamente, hidratación y un cuidado endurecedor para volver a ser las que eran. Eso sí, no solo acudas a estos cuidados cuando la cosa pinte muy mal, es mejor que también los utilices a modo de prevención. Nos remitimos a lo de siempre: “es mejor prevenir que curar”.
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